"Esos sí eran Secretarios de México"



- ¡Esos sí eran Secretarios! - Recuerdo a mi papá diciendo...
Mostrándole el personaje que yo había descubierto, un nombre que jamas había escuchado -Jaime Torres Bodet-, un hombre que fundo la educación de este país, un hombre que ayudo a transformar a México de un país analfabeta, a una nación con educación para todos. Aún un desconocido para mí. 
Al conocer su historia, su trayectoria, su prolífica carrera, me conmovió su devoción por el servicio, por ofrecer, donar su vida para el progreso de los demás, ahí entendí porque mi papá hablaba de aquel hombre, el que era un "Secretrio de verdad". No, no como los deplorables funcionarios públicos de hoy en México, que sus trabajo esta lleno de ocio, viajes y comidas, y gastos de seguridad innecesarios, aportando pocas o nulas transformaciones para la sociedad. 

" No tenía vida, sino biografía
No conocía ocio ni días sin huella
su vida había sido una sucesión de
puestos, proyectos, de maratónicas
jornadas de trabajo, acompañadas de 
sus Chesterfield, en las que concretó 
complejas ideas, históricas alucinaciones,
magnos proyectos de la cultura"
-La casa de México en Paris. 

Jaime Torres Bodet diplomatico, escritor, ensayista poeta funcionario mexicano, Secretario de Educación Publica en el sexenio de Adolfo Lopez Mateos 1958-1964, Director General de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura 1948-1952, Secretario de Educación Publica de México 1943-1946, Premio Nobel de Ciencias y Arte 1966, Premio Mazatlán de Literatura 1968, Medalla Belisario Dominguez 1971,. Libros publicados: "Años Contra El Tiempo", "La Victoria Sin Alas", "Memorias de la Tierra Prometida".
A los 72 años, en su escritorio escribía una carta para su esposa, la dejó ahí, y saco una pistola y dijo -He cumplido con todo-. Se disparó en la cabeza y así termino con su vida el 13 de mayo de 1974. La carta iba así: 
"Ha llegado el momento en el cual no puedo fingir a causa de mis enfermedades, que sigo viviendo, en espera, día a día, de la muerte. Prefiero ir al encuentro  y hacerlo oportunamente. No quiero molestar ni inspirar piedad a nadie, he cumplido mi deber hasta el último momento"
Recuerdo que algo así dijo mi papá antes de irse de este mundo, qué no quería ser una carga ni dar lastima, y que había cumplido, dos hombres que admiro y respeto profundamente. Que los admiro por sus hazañas y su incansable deber por cumplir con este país. 





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